El confinamiento y todo lo relacionado con el coronavirus ha dejado, y sigue dejando, muchas secuelas en millones de ciudadanos. Se ha hablado de los problemas psicológicos, de la ansiedad generada por la incertidumbre y el miedo a contagiarse o los problemas físicos derivados de estar tanto tiempo en casa y con puestos de trabajo no adecuados. Pero una de las señales que muestran más claramente todo lo provocado desde que en marzo del 2020 estalló la pandemia está en los dientes. Una nueva epidemia se extiende por todo el planeta y son los dentistas de todo el mundo quienes tienen que lidiar con la oleada de casos.
¿Qué es el bruxismo?
El bruxismo es una patología que consiste en rechinar (deslizar o frotar los dientes de atrás hacia adelante uno sobre el otro) o apretar (oprimirlos fuertemente) los dientes sin ningún objetivo masticatorio.
Se trata de un hábito inconsciente que puede acarrear dolores de cabeza, de cuello, mandíbula y músculos faciales. La mayoría de estos casos de bruxismo suele darse durante las horas nocturnas, aunque también se han dado casos de bruxismo durante el día, sobre todo en situaciones de tensión psíquica o de concentración extrema.
Las principales causas son el estrés y la ansiedad pero también existen otros factores como los hábitos del sueño, la postura y la alimentación (especialmente si ésta es inadecuada)
Como indica Santiago Pardo Mindán, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Dental del Sueño, hay al menos 4 tipos de bruxismo:
• Bruxismo de estrés
• Bruxismo del sueño
• Bruxismo post episodio de apnea
• Bruxismo como comportamiento motor.
En términos generales, se trata de un problema más habitual de lo que se piensa. Recientes estudios han confirmado que puede afectar hasta el 20 por ciento de la población adulta y tan sólo un 8 por ciento de los bruxómanos son conscientes de realizarlo.
Por tanto, son pocos los que acuden al especialista en busca de una solución porque simplemente no saben que tienen este problema.
¿Cómo identificarlo?
Con el fin de poner algo de luz o poder despejar las dudas que se nos presentan, existen algunas señales que nos pueden hacer pensar que estamos ante un caso de bruxismo:
• Dolor en la zona facial
• Trastornos de la articulación temporomandibular incluyendo artralgias, tensión con dolor en la musculatura masticatoria, rigidez y limitación de movimiento.
• Otalgias reflejas o secundarias.
• Aumento de la sensibilidad, odontalgias crónicas, erosión de las cúspides dentarias e incluso pérdida de las piezas.
• Cefaleas y migrañas.
• Dolor de columna vertebral, principalmente de la región cervical.
• Alteraciones del sueño.
• Ansiedad y depresión.
• Estrés crónico.
• Vértigos y mareos.
Es importante tener en cuenta que no sólo afecta a los adultos, ya que también puede aparecer durante la infancia, incluso cuando todavía los dientes son temporales o de leche.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Este tipo de patología puede causar alteraciones en las diferentes estructuras de la cavidad oral:
Pueden aparecer:
• Mordisqueos en la cara interna de las mejillas o en la lengua.
• En los dientes, es característico el desgaste de las superficies masticatorias así como cierto tipo de lesiones en el cuello de los mismos, o incluso fracturas que, de prolongarse hasta la raíz del diente, obligan a su extracción, ya que no se pueden restaurar.
• En cuanto a las encías, puede colaborar a agravar la pérdida del soporte de los dientes que reciben excesiva fuerza, con la aparición de recesiones gingivales.
• En los huesos maxilares, se asocia con la aparición de cierto tipo de crecimiento localizado, de tipo benigno, que puede llegar a ser incómodo para los movimientos de deglución o fonación.
• Dolores de carácter leve o moderado en los músculos masticatorios, pudiendo incluso desarrollarse en exceso alguno de ellos.
• Alteraciones más o menos llamativas en la articulación de la mandíbula, guardando relación con algún tipo específico de dolor de cabeza.
• Roturas de obturaciones (empastes) o rehabilitaciones de porcelana, o incluso, en casos severos, la fractura de implantes de titanio.
¿Cuáles son las posibles soluciones?
Al ser un trastorno multifactorial, no se dispone de tratamientos específicos únicos, por lo que son imprescindibles los enfoques multifactoriales administrados por equipos formados por fisioterapeutas, dentistas, médicos y otros profesionales de la salud como los psicólogos. Si bien un equipo multidisciplinario puede elaborar un tratamiento para evitar el bruxismo, éste rara vez se cura.
El tratamiento más utilizado hoy en día son las férulas de descarga colocadas generalmente por la noche. Esta herramienta ha demostrado efectividad clínica y científica en la protección de las estructuras dentarias y en la disminución del dolor mandibular en un gran porcentaje de pacientes. Por otro lado, pueden emplearse técnicas de control emocional como la meditación y/o el yoga.
Bruxismo en época de COVID-19
Debido a los cambios que estamos sufriendo en nuestro día a día, cambio de hábitos, teletrabajo y mucha incertidumbre por la economía y la salud, nuestro nivel de estrés, ansiedad y preocupación continua se ha disparado y esto repercute directamente en nuestra salud. En consecuencia, los casos de bruxismo han crecido de manera exponencial durante la pandemia.
Las consultas repletas de personas con problemas de mandíbula, bruxismo y hasta rotura de piezas dentales han ido en aumento y no parecen desacelerarse pese a la desescalada del confinamiento.
Si bien, no hay cifras oficiales que demuestren este fenómeno, los casos se han multiplicado y los profesionales dan cuenta de que el crecimiento se nota claramente.
Las razones para que estas dolencias se hayan disparado están relacionadas con el miedo al virus, la incertidumbre por el futuro y los problemas para poder liberar toda esa energía en una situación de tensión como la actual, pero también afectan otros puntos. El teletrabajo, por ejemplo, ha hecho que descuidemos las posturas echando más leña al fuego a nuestro estado de tensión casi constante. Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España y que trabaja como odontólogo comenta: “las malas posturas acaban cargando los nervios del cuello y los músculos de los hombros conducen a la articulación temporomandibular, o ATM, que conecta la mandíbula con el cráneo. Esa tensión hay que soltarla de alguna forma, y nos vemos obligados a liberarla por la noche, cuando nuestro sistema se relaja, y lo hacemos en forma de dientes apretados, rechinamiento y mandíbulas endurecidas”.
Teniendo en cuenta este escenario, es muy importante estar atento a la aparición de los signos frecuentes del bruxismo y consultar con tu odontólogo, pero también, poner en práctica hábitos de relajación: al finalizar el día de trabajo, intenta relajarte, respirar hondo, estirar y evitar ir de la silla al sofá. La idea es buscar liberar esa tensión que acaban pagando tus dientes por la noche cuando duermes.